EL MOVIMIENTOS  Y LA ECONOMÍA CORPORAL

Colapsar puede indicar —entre muchas cosas— que algo está sobrando o que algo está faltando.

En general, mi pensamiento frente a situaciones de colapso ha sido salir a buscar lo que falta o deshacerme de lo que sobra.

Sin embargo, el cuerpo me ha hablado de otra función de balance: EL RECICLAJE.

Es necesario aclarar que el desequilibrio sostenido en  tiempo razonables para el organismo es parte del equilibrio general. Sin embargo, cuando el mecanismo para mantener el equilibrio se va complejizando cada vez más, las partes pueden empezar a colapsar.

Cuando esto sucede, un movimiento debe producirse para dar lugar a un nuevo orden mas simple y económico.

Pero ¿es ese movimiento un desplazamiento hacia afuera de nosotros mismos? Es probable…

Sin embargo, les quiero describir algo sobre el movimiento hacia adentro.

Lo bueno de llegar a un colapso es que tenemos la posibilidad de restablecer el equilibrio de las partes comprometidas y, a su vez, mejorar nuestro funcionamiento.

Cuando observamos desde el pensamiento corporal, se deja ver que lo que sobra en un lado con gran certeza está faltando en otro.

Liberar tensiones permite el libre flujo de las mismas para que puedan ser absorbidas por aquellas zonas que las necesitan , de modo que cuando decimos liberar, hacemos referencia a soltar aquello que estamos sujetando.

El cuerpo funciona en una economía circular: lo que se libera se refuncionaliza en pos del equilibrio general.

En términos de energía orgánica, podemos comprender que cuando algo se sostiene y ya no es necesario, esa energía queda libre para ser reutilizada, mantener el equilibrio se implica y todo esto y mucho más amplían la sensación de vitalidad.

Podríamos decir que lo mismo ocurre cuando una parte asume su función de carga y deja de sobrecargar a las demás.

Es naturalmente orgánico entrar en procesos de regulación y sentir el desbalance, ya que vivir es estar en movimiento. En ese movimiento, el juego entre desregulación y regulación nos impulsa hacia la evolución misma.

Sin embargo, la posibilidad de quedar anclados en una compensación estática y avanzar hacia el deterioro es real si no atendemos la función del colapso como esa maravilla que nos avisa que hay fuerzas disponibles para ser reordenadas

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